¿Cuándo presentarse a concurso de acreedores?
Las empresas a menudo navegan a través de aguas financieras tormentosas. La insolvencia puede aparecer como una ola gigante, amenazando la estabilidad empresarial. En España, el concurso de acreedores se presenta como un salvavidas legal para las empresas que se encuentran en esta situación. Pero ¿cuándo es el momento adecuado para lanzar este salvavidas y buscar refugio en la ley?
El concurso de acreedores es un proceso judicial que permite a una empresa en insolvencia reestructurar su deuda o liquidar sus activos de manera ordenada, protegiendo a los acreedores. Es una decisión trascendental que puede marcar el futuro de la compañía. Para evitar la liquidación total del patrimonio empresarial como consecuencia de la insolvencia es necesario presentar el concurso en el momento adecuado. Por ello, es crucial reconocer las señales de alarma que indican la necesidad de presentarse a concurso.
La insolvencia y sus señales
La legislación española establece tres tipos de insolvencia que pueden suponer problemas a corto o medio plazo en el seno de la empresa. La insolvencia puede ser actual o inminente, pero también nos habla de la probabilidad de insolvencia, ante la que hace falta un proceso de reestructuración que permita a la empresa el cumplimiento regular de las obligaciones de pago.
Una empresa se considera insolvente cuando no puede cumplir regularmente, a su debido vencimiento, con sus obligaciones de pago exigibles. Este estado puede manifestarse de diversas maneras, como la incapacidad para hacer frente a los pagos corrientes, el sobreseimiento general en el pago de deudas, o la existencia de ejecuciones que afecten al patrimonio de la empresa de forma generalizada.
La insolvencia es un estado financiero que ningún empresario desea enfrentar, pero reconocer sus señales es el primer paso para evitar un naufragio total.
- Incapacidad de pago regular de las obligaciones
- Presiones de los acreedores debido a los incumplimientos, reclamaciones judiciales, embargos.
- Dificultades de liquidez: problema de materialización de activos, cambios legislativos
- Malos indicadores financieros que manifiestan problemas liquidez.
El momento óptimo para el concurso de acreedores
La ley elimina la capacidad de decisión del deudor una vez que aparece la insolvencia. Establece la obligación de solicitar el concurso de acreedores dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer el estado de insolvencia actual de su empresa. Por tanto, es en el momento en que empiezan a aparecer los primeros indicios de insolvencia el indicado para que la empresa actúe.
- Antes de la insolvencia: Una vez detectada la probabilidad de la existencia de una insolvencia a medio plazo, para lo que es necesario realizar una evaluación continua de la viabilidad empresarial, el legislador ofrece la posibilidad de realizar un PLAN DE REESTRUCTURACIÓN de la deuda, favoreciendo la continuidad de la actividad productiva y evitando, en caso de éxito, que la empresa se vea abocada al concurso de acreedores.
- Una vez llegada la situación de insolvencia: Si no se ha detectado a tiempo la probabilidad o no hubiera llegado a buen puerto el Plan de Reestructuración, la declaración de concurso debe hacerse por la empresa, dentro de los plazos legalmente establecidos, evitando así que un tercero acreedor, lo solicite lo que perjudicaría notablemente la situación del deudor.
Determinar el momento óptimo para presentarse a concurso es crucial y debe basarse en un análisis detallado de la situación financiera, las negociaciones en curso y el entorno legal. Actuar con previsión y estrategia puede permitir a la empresa superar la insolvencia y emerger más fuerte.